domingo, 3 de enero de 2016

"Soy un impostor" de Gerard Duelo Ferrer

Según la RAE, un impostor es aquel que se hace pasar por otra persona o por lo que no es. Eso soy yo. He sido alto ejecutivo toda mi vida y no soy eso. Prisionero de egos y de buenos sueldos, no he sido capaz de ser lo que realmente soy, un artista, un creativo, un pintor, un escritor. Cualquiera de esas profesiones me hubiera hecho poner el pie en el suelo cada mañana al levantarme (suele ser el derecho) y emprender el día con mucha más ilusión.

El previsible disgusto a mi madre, viuda y humilde, convencida de que hacer eso era no ser nada de nada el día de mañana, me llevó por otros caminos, el de la impostura. Lo que siente mi alma al pintar o escribir no lo he sentido jamás ni en los mejores mo­mentos de mi carrera, que afor­tunadamente han sido muchos. 

Doblar ventas, abrir sucursales, incrementar la plantilla de gente buena, idear planes de mar­keting, alcanzar retos difíciles, cobrar sustanciosos incentivos o dividendos, o ver subir el valor de las acciones, ha sido hermoso, a veces más que eso, pero nada que ver como la sensación en mi ­corazón de crear un cuadro que te gusta o escribir la poesía con la que querías decir una cosa sin ­decirla.

Si por ahí hay algún joven candidato a impostor como yo, le ­digo, no importa lo que hayas estudiado, luego haz lo que te gusta y el dinero para ser feliz no te faltará. De lo contrario, quizás cuando puedas hacerlo sea ya un poco tarde.

(Publicado en las cartas de los lectores de La Vanguardia el 3 de enero del 2016)

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